martes, 24 de marzo de 2009

“Para los norteamericanos la democracia es eso: dejar que en su país todo el mundo vote y pase el week-end leyendo tiras cómicas, dejar que todo el mundo (menos los negros, que están en penitencia) se sienta ciudadano, y por otro lado aprovechar al máximo el trabajo pichincha del chusmaje latinoamericano. Para mí, en cambio, democracia es esto: escribir todos los días un editorial de ejemplar madurez y corrección política, y telefonearle en seguida al Jefe de Policía para que les dé garrote a mis obreritos en huelga. Yo no tengo dudas. Ya que me tocó nacer en un país de mierda, yo le correspondo. Lo uso para mí, eso es todo. Tu bisabuelo hablaba de Patria, tu papito habla de Nacionalismo, vos hablás de Revolución. Yo te hablo de mí, botija. Pero te aseguro que conozco bastante más de mi tema que ustedes del suyo. ¿Que somos colonia? Claro que sí. Afortunadamente. Pero, decime un poco. ¿Quién quiere aquí ser independiente? A ver esas bombitas, por favor. Te juro que no me asustan. Una cosa te digo. Es más probable que algún día algún obrero al que yo despida o insulte, porque me gusta insultarlos, vaya rumiando hasta su casa, rumie allí otro poco mientras toma su mate, compre luego un revólver, vuelva hasta la fábrica y me pegue un tiro; es más probable que eso ocurra algún día y no que suceda algo tan descartable y tan insólito como que tus izquierdistas de café se pongan de acuerdo, armen al fin el rompecabezas de sus escrúpulos y matices, y decidan ponerme una bomba en el Impala. Para matar a un tipo hay que despertarse cornudo, o tener huevos, o estar borracho. Y ustedes toman cocacola.”


Gracias por el fuego
Mario Benedetti.