domingo, 31 de agosto de 2008



La luna, cargada de luz blanca, alumbra en la oscuridad, transparente y sincera, con demasiada ingenuidad. Defiende su luz entre sombras y la ofrece, sin ánimo de lucro, a compañeros de viaje. Autónoma e independiente le gusta alzarse, pero teme la soledad, su luz solo es lo que desprende al calor de los que le arropan, el reflejo de la luz del sol.
Pinto de rojo los momentos, rojo fuego, rojo vida. Sintiendo las emociones lamiendo la piel como lengüetazos de fuego ardiente, mientras por dentro, con su calor, madurar al alma.
Quiero estar en la línea de fuego, construir con mis propias manos, alerta, y trato de superar la pasividad, arriesgar un poco más. Despreocupado a veces vuelan chispas despistadas, luego un incendio arde ante mis ojos destruyéndolo todo, y quedan en cenizas, los sueños.


Luna de fuego

sábado, 2 de agosto de 2008

Confusión y confianza, de tropezar sin caerme, de darte la mano y poder soltarme. Cuando te ríes, pícaro, me giro sin dar la espalda y me buscas, me abrazas, me miras, me desarmas. Luego yo, me miro, me siento, me busco. Un corazón empañado de miedos que late fuerte detrás de una espesura cobarde y prudente. Quiero arder, hacer desaparecer este frío seco que me envuelve. Como un niño, invento la realidad. Hoy quiero hacer realidad contigo. Temblando me acerco a tu latir. Te ríes, sonrío, me miras, me desarmas.
Carta a una niña que acaba de nacer


Querida niña:

Eres tan pequeña que apenas puedes abrir los ojos, por eso no conoces aún el hermoso regalo que te ha hecho la Naturaleza. Cuando crezcas, ella te necesitará para cumplir su misión. Tu voluntad y el amor convertirán tu vientre en un estuche capaz de contener la vida y tus pechos producirán el más completo de los alimentos.
Tienes en ti la capacidad de cambiar el mundo porque serás la primera educadora de futuras generaciones de seres humanos.
Sin embargo, todo lo valioso necesita ser conservado con esfuerzo y deberás estar preparada para la lucha.
Intentarán hacerte creer que la feminidad es un obstáculo para tu desarrollo personal. Te verás obligada a demostrar constantemente que no eres pasiva, débil ni cobarde y que tu capacidad para desarrollar eficazmente cualquier tarea no es inferior a la de tus compañeros varones. Es posible que algún desaprensivo intente robar tus caricias sin respetar tu libertad, que alguien considere tu esfuerzo laboral menos rentable por el hecho de ser mujer, que obstaculicen tus avances…
¿Te estoy preocupando? Pequeña no escuches mis palabras con temor, no debes asustarte.
También encontrarás hombres sensibles y buenos dispuestos a compartir su vida contigo. Ellos te mirarán con respeto y caminarán a tu lado sin apresurar o retardar el paso para no alejarse. Apoya en ellos tu rebeldía pero, por encima de todo, busca dentro de ti misma y no admitas actitudes paternalistas.
Cierra esos ojos, que hoy apenas puedes abrir, a la intolerancia, al egoísmo, la hipocresía y la incomprensión. Siente en la piel, como una sensación casi física, el orgullo de ser mujer porque, aunque es duro y difícil, también es una de las cosas más hermosas que puede sucederle a cualquier ser que despierte a la vida.
Cuando pasen los años y esas manos tan pequeñas sean capaces de acariciar con ternura, cuando esos labios que hoy buscan la cálida seguridad del pezón materno hayan aprendido a besar, sabrás toda la grandeza que la palabra mujer encierra. Te mirarás al espejo y verás reflejadas en él las inquietudes, las esperanzas y las decepciones de todas las mujeres que te precedieron.
Ahora descansa, crece y hazte fuerte porque muy pronto tendrás que revelarnos en esta lucha por una sociedad más igualitaria. Aprende a ser mujer y disfruta de ello sin renunciar jamás al puesto que te corresponde por derecho.
Se bienvenida a la vida y recibe de mi parte el más cariñoso y solidario de los besos.


Mª Ángeles Garcia-Maroto,
Texto extraído de “En la brecha”