miércoles, 4 de agosto de 2010

Cierro etapa.



Nuevo comienzo.
Y creciendo

domingo, 4 de julio de 2010



Ya no recuerdo los motivos que antes me hacían silbar palabras, cuando por fin alcanzaba la idea y exprimía la emoción. Me excitaba traduciéndome, agarrando lo que creía ser, para arrancarlo y mirarlo, tocarlo y probar su tacto y sus formas. Mi presencia se volvía más nítida y más intensa. No puedo mentirme. Ni soy más valiente, ni soy más hábil, ni más alcanza mi voz.

lunes, 22 de marzo de 2010

"Nadie puede habitar mis parietales".
Será ésta la razón por la que escribo esta mañana. Tenemos la necesidad de abrir heridas y dejar cicatrices, en la piel, en el corazón y en la tierra. Provocar, sugerir, evocar, porque sólo combatimos contra el tiempo y el silencio, y hoy no quiero callarme. Yo ahora te escribo esto y leo en voz alta cómo tú me clavaste la espina, que aflora de nuevo el veneno de mi herida, que mi corazón tiene una fuga de sangre amarga y bombea y alcanza mi cuerpo entero de mujer. Se crispa mi voz de rabia y dolor agrio, y cuando mis oídos escuchan, tiemblo. Sólo relleno el silencio, actor y espectador, ambos soy, siempre en la contradicción, la cuerda tensa con sus extremos huyendo o corriendo para encontrarse, hacerse un nudo y no soltarse jamás. En este silencio mi voz suena sin eco, como acaricio el espacio vacío cuando bailo, moldeándolo entre mis dedos extendidos y escucho mis manos como susurros de aire.
Y siento paz ahora, amor, y respiro paz en este eterno instante. Por la ventana se ve el bostezo de los árboles, el escalofrío de las hojas a la luz de la primavera. Parece que brilla fuera y aquí se van aclarando mis paredes mientras termino de decirte: creo que buscaba en el sitio equivocado. Creo que está mucho más cerca.

Salgo a la calle. Con la mirada diferente.
Pesadumbre

El viento choca suavemente con ramas y hojas secas. Se esconde el sol. Los troncos de los árboles se inclinan resignados, al igual que su paso. La mirada agachada; huele gris.

miércoles, 3 de marzo de 2010

"Nuestro sistema necesita hombres y mujeres que se sientan libres e independientes, pero que, sin embargo, hagan lo que se espera de ellos, personas que encajen en el mecanismo social sin fricciones, que puedan ser guiadas sin recurrir a la fuerza, conducidas sin líderes y dirigidas sin otro objetivo que el de "hacerlo bien". No es que la autoridad haya desaparecido, ni siquiera que sea más débil, sino que la autoridad evidente de fuerza se convirtió en autoridad anónima de persuasión y sugestión. En otras palabras, para ser adaptable, el hombre moderno se ve obligado a alimentar la ilusión de que todo se hace con su consentimiento, aun cuando ese consentimiento se extraiga mediante una manipulación sutil. Su consentimiento es obtenido, por decirlo así, por la espalda, o a espaldas de su conciencia."

Erich Fromm

domingo, 28 de febrero de 2010


Quiero volver a tener el puñal entre los dientes
Abordar navíos y ver sangrar la herida
Amar sin miedo
Exprimir el jugo
Rebañar el plato
Calmar la sed
Llorar
Y reírnos.

Tener la mente donde el cuerpo
que no quiero soñar más.

viernes, 5 de febrero de 2010

“Y el burgués, en un punto medio atemperado, intenta vivir entre los dos extremos, jamás será un mártir, jamás aprobará su aniquilamiento; al contrario, su ideal no es la entrega, si no la conservación del yo (…). Resumiendo, intenta establecerse en el punto medio entre los dos extremos, en una región moderada y saludable, sin fuertes tormentas ni temporales; y también consigue lograrlo, aunque a costa de esa intensidad de vida y sentimientos inherente a toda vida que se ajuste a lo absoluto y a lo extremo. Sólo se puede vivir intensamente a costa del yo. Pero lo que el burgués tiene en más alta estima es el yo, cierto que un yo desarrollado únicamente de modo rudimentario. Por lo tanto, consigue conservación y seguridad a costa de la intensidad, cosecha tranquilidad de conciencia en lugar de obsesión divina, obtiene bienestar en vez de placer, cambia la comodidad por la libertad, trueca el fuego mortal por una temperatura agradable. Así, pues por su condición, el burgués es una criatura de impulso vital débil, medrosa, temerosa de cualquier exposición de su persona, fácil de gobernar. Ha impuesto por este motivo la mayoría en vez del poder, ha colocado la ley en lugar de la fuerza, y ha hecho que el procedimiento del plebiscito sustituya a la responsabilidad.
Es evidente que este ser débil y medroso no puede mantenerse por muy grande que su número pueda ser; que, en razón de sus cualidades, no podría desempeñar en el mundo otro papel que el de rebaño de ovejas entre lobos errantes. Vemos, sin embargo, que aunque en época de regímenes duros el burgués es aplastado inmediatamente contra la pared, jamás sucumbe a pesar de ello, e incluso, a veces, da la impresión de gobernar el mundo. ¿Cómo es posible tal cosa? Ni el gran número de los que componen el rebaño, ni la virtud, ni el sentido común, ni la organización serían lo bastante fuertes como para salvarlos del hundimiento. A quien de antemano tiene una intensidad vital débil no hay medicina en el mundo que lo pueda conservar con vida. Sin embargo, la burguesía vive, es fuerte y próspera. ¿Por qué?”


El lobo estepario
Herman Hesse

lunes, 18 de enero de 2010

Y no cuento al elefante

Racionalistas que tropiezan con la misma piedra,
sumisos que se quedan a los pies de su alcoholizada damisela en apuros,
hipócritas al son de un baile de mascaras vertical
mientras sueñan con un baile mas íntimo... y horizontal.

Trovadores del nuevo siglo cantando lo de siempre, Romeos del pasado que estamparía en el jardín de Julieta, Adanes que aguardan en casa a que Eva termine de follarse a la serpiente e imbéciles a la espera de artefactos pirotécnicos.

Dais asco, y doy pena.

Sigue buscando tu superhombre, que mientras yo, me cago en tus muertos.



Juanjo

jueves, 7 de enero de 2010



La columna rota,
Frida Kahlo

sábado, 26 de diciembre de 2009


La que no es
ni simula
ser neutra

La voz humana
que no es eco
ni suena por sonar