jueves, 23 de abril de 2009

Y me hago nada

Cuando no quedan días se desarma el sol. Se apaga la luz para los vivos, aquellos tan inertes, translúcidos. No quedan noches, amantes, para lo aparente, para aquel gélido abrazo. Se van desgastando icebergs, al tiempo, en un océano indiferente. Y cuando no quedan lunas pierdo las ganas. Viento azota mis pulmones para, si acaso, respirar. Y me hago nada. Nada como exhalar al aire, como llorar en agua, como cerrar los ojos.

domingo, 19 de abril de 2009

Con la fuerza que rompe una ola
la roca,
una explosión de cargas eléctricas
agrieta cielo y suelo,
hasta estremecerse en el trueno.
Profunda como la lluvia cuando cala
y el olor a humedad que se adentra.
Como el glaciar que quiebra la montaña
y el río que forma el valle
hasta el centro de la tierra.
Como el fuego sobre el agua.
Y el rayo, energía y fogonazo
en infinitésimo tiempo,
para volver a la oscuridad más recta,
más opaca.
El yunque agoniza por el fulgor de su obra
fundida en odio y sudor,
al filo más letal,
al metal más poderoso.
Transforma sonido en dolor,
de navaja en piel,
de daga en sangre,
de espada en corazón.