viernes, 21 de noviembre de 2008


Tras el cristal te calibro, para que cuando no me veas, cuando apartes tus ojos de mi quehacer o interrumpas tu perpetua vigilia, entonces saltar por la ventana, ágil como si por hábito me hubieran adiestrado. Maldita verticalidad. Obsesionado empeño de la voluntad que hizo detallar ese gesto cientos de veces, su recreación revivía la intensidad de mi mirar, recobraba el calor y el fuego para destruir con los ojos mil barreras, fríos muros de gruesa piedra. Soñaba hablar con el sol y dejar esta umbría espesa, oscura. Luz y viento del este entran por la ventana. Evoluciona el atardecer y el oeste trae la noche, mi cuerpo, lo humano. Ciegos de verdad, escucho la sensible claridad sin artificio, para lanzarse, entonces, al vacío. Caída libre hacia la tierra, escapar y solo detenerse para dar media vuelta y escupir a la autoridad. Caída libre hacia la tierra; y volar, mi libertad.

Y Ahora, cuando me observas, cuando sé que me ves y sabes que te veo, ahora cuando encendida la ira no espero a que no mires, no espero a que apartes tus ojos de mi hacer subversivo, es ahora cuando salto,
y me estrello contra el suelo.


Tiritando violenta
resquebrajaré tu firmeza
de hielo,
temblando valiente
de frío.

lunes, 17 de noviembre de 2008


No se qué aire te arrastra,
o cuál me arrastra a mí.
Envuélveme con tu olor
y no podré evitar seguirte
hasta encontrar tus ojos,
no podré evitar mirarte adentro
y luego tu boca, sonriendo.
Cerca tuya,
tu aliento es el mío,
y te respiro,
me inunda el aire que te arrastra,
se revuelven los vientos,
nos revolvemos,
con mi aliento
que es el tuyo
y el huracán nos envuelve fuerte,
nos arrastra ahora
el desenfreno.
Los labios juegan
y las manos adivinan la piel
y frío y calor en oleadas,
anegadas en ardor,
al balanceo heterogéneo,
al frío,al calor..

Pero nunca tibio,
nunca