viernes, 6 de junio de 2008

No conozco el amor,
pero ronda en cualquier lugar, en todas las pantallas, proporcionando una categoría de artificial amante, que los valora y diferencia, ornamentando sus vidas. Amor, amante, enamorado. Tan vulgares, tan ufanos, tan sumisos.
No entendía el amor,
pero sentí el abrazo del bosque, la lluvia grácil que nutre el alma y la caricia transportadora del viento. Abstraída del ruido árido de esta ciudad, escuchaba absorta el silencio. Pude entrever nuevas voces. Era solo la humilde y poderosa libertad aclamando: “amor, amante, enamorado, forma parte de mí”.
No conozco el amor,
pero he susurrado sinceros te quieros al mar, aullado libertad a la luna, cantado al sol y sonreído a las estrellas,
pero no he conocido el amor,
ni la armonía de los cuerpos, la melodía que los invita danzar al mismo compás, donde destellos de luz dejan entrever su esencia cristalina, desnuda y acorde con el fuerte latir de ese amor transparente e infinito, que recorre la llanura inmensa del cielo, dejando la estela de su pasión. Se incendian los sentidos que queman los miedos. Tú y tú, y calor, calor…
Después silencio,
y equilibrio…

No conozco el amor,
pero amor, en ti creo.

1 comentario:

ángela dijo...

http://dparenpar.blogspot.com/
arrancamos..