domingo, 7 de diciembre de 2008

Revivo entre las solapas de un libro. Un cuento, o una historia de piratas, de islas sin tesoro, mujeres libertarias y patas de palo. Me remueven entre colores de arco iris en un cielo encapotado, fantasean entre sonrisas sin dientes y jugamos a apostarnos el tiempo. Gigantes de la mar, buques con sus cañones dispuestos. Al abordaje. Viajo en péndulo por el aire, por encima de las aguas profundas, donde yacen ya cuerpos rendidos al vaivén de las olas, vencidos por el abandono, se hunden, ingrávidos, en las tinieblas. Abajo, abajo... Con un puñal entre los dientes me zafo entre el acero famélico de los sables, embestidas y fuego de combate, se libra una batalla en cubierta. Cuerpos desnudos se baten en duelo, caníbales de piel, guerra, placer y júbilo. Gritos desatinados sedientos de cordura y gargantas dilatadas cantando al cielo, al rayo que parta nuestro sino. Brilla mi piel empapada de sudor salado, respiro del aire que empuja a los navíos, arriad banderas y alzad las velas en contra el viento. Coge fuerte el timón que venceremos hasta a las mareas. La quilla raja la corteza de agua helada, sangra como surge la lava cuando se abre la tierra, herida. Rumbo al escarpado oleaje, abrimos camino.

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