martes, 13 de enero de 2009

Arderá mi pecho glacial
como alma inflamable.
Dame la chispa
que incendie mis sentidos
y gritaré.
Bailaré entre las llamas
que me lamen la piel,
que me queman,
me hieren.
Y el calor derretirá
las palabras en mi garganta,
sonará melodía desgarrada
pero inaudible, ininteligible.
Impregnaré el aire de aullidos famélicos,
de pasión, de guerra y desesperación,
de que no me oyes,
que ladro sin voz,
y me asfixio en el vacío,
que no respiro,
no respiro.
En lo alto de la colina,
danzaré fogosa,
incasable, insaciable,
sin consuelo ni rendición.
Perduraré hasta consumirme,
exhausta,
despacio, despacio,
hasta que el último sudor resbale,
hasta que el fuego
el último humo expire.
Hasta morir.

Quiero escribir otros versos,
vehementes, violentos,
cargados como la tormenta que siento,
aquí en mi pecho,
adentro.
Quiero describir para ti
el intenso rojo de mi sangre,
que se acelera,
que me quema
si no te digo,
si no te digo, amor.

Como fiera desatada,
como torrente embravecido,
te digo, amor,
incontrolable,
incontenible.

1 comentario:

sunrise dijo...

no puedes describir el rojo intenso de tu sangre.
este se describirá solo cuando pronuncies la palabra amor.