miércoles, 11 de febrero de 2009



Necesidad de escribir quizás. Necesidad de un llanto íntimo y silencioso, de sacar uno a uno los pedazos, el cristal afilado de mis entrañas. Quizás también desprenderme de la pureza que queda en mis venas, y luego solo inyectar veneno, que se deslice por mi cuerpo, como serpientes tenebrosas, amenazando, traspasando lo inquebrantable, apuñalándome, letales.
Y conocer el dolor.
Llorar sucias lágrimas de ácido. Arden los ojos. Vagando desnuda y ciega sobre el asfalto, sobre charcos, bajo gotas de agua, que permeable mi piel, calme la agonía del sentir, del revivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El arte no entiende de crisis,
y el reloj no se detiene a esperarme,
aún así me corrompe,
me seduce, me pudre por dentro,
corruptos segundos me queman el pecho,
mientras pierdo de vista las horas,
te busco en mi correo...