lunes, 9 de junio de 2008


Desengaño

Fuimos meros cigotos, fetos, pero antes incluso de la blástula, del espermatozoide o del óvulo, fuimos unos animales, unos monos, unos pavos, unos cerdos… eso que ahora no somos. Y que ironía, no imagino cuál sería el cambio si nos hubiéramos quedado todos como ratas. Ratas o cucarachas, incluso así seríamos los supervivientes para cuando la Tierra diga basta.
Es propio entonces pensar que es la moral, la cultura la que nos priva del animal que llevamos, por naturaleza, en nuestro interior. Es virtud del ser humano no mostrar las cualidades del (su) animal, del principio del placer, del determinismo de los instintos, de su egoísmo o lo que para nosotros ya no es problema, la lucha por la supervivencia.
Moral que nos dictan, moral que nos matan, cultura que nos determina, que ya no nos buscamos pues nos hace personas impersonales, esas que siguen las pautas dadas, establecidas, impuestas…
Tanta moral y tanta chorrada que nos reprime de instintos, de la simplicidad y belleza de las cosas, de la naturalidad, del sentido común. Así maquillan el valor propio de lo que nos rodea, volviéndolo artificial, enviciado, degradado, incomprensible…
Valores estúpidos, normas estúpidas, ajenas a nuestra realidad, a nuestra verdad, que nos hacen desear más y más, ser humano de ambición y adicción.
La moral es el papel de regalo que esconde al ser humano más animal que nunca.

No nos dejan ser libres.
A la mierda su moral.

2 comentarios:

luz oscuridad y tiempo dijo...

me encantan tus textos, no paro de leerlos, buen trabajo con angela

un saludo...

enc. dijo...

http://unasletrassinmas.blogspot.com/