domingo, 31 de agosto de 2008



La luna, cargada de luz blanca, alumbra en la oscuridad, transparente y sincera, con demasiada ingenuidad. Defiende su luz entre sombras y la ofrece, sin ánimo de lucro, a compañeros de viaje. Autónoma e independiente le gusta alzarse, pero teme la soledad, su luz solo es lo que desprende al calor de los que le arropan, el reflejo de la luz del sol.
Pinto de rojo los momentos, rojo fuego, rojo vida. Sintiendo las emociones lamiendo la piel como lengüetazos de fuego ardiente, mientras por dentro, con su calor, madurar al alma.
Quiero estar en la línea de fuego, construir con mis propias manos, alerta, y trato de superar la pasividad, arriesgar un poco más. Despreocupado a veces vuelan chispas despistadas, luego un incendio arde ante mis ojos destruyéndolo todo, y quedan en cenizas, los sueños.


Luna de fuego

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